Cuántas veces he oído ya eso de “no sé de dónde sacas el tiempo para el blog”. Y a raíz de este comentario me apetecía hacer esta reflexión en voz alta.

El día tiene 24 horas, y las horas son las que son para todos.

La cuestión no está en quien tiene más tiempo, me parece una discusión sin sentido, ¿acaso hay algún padre o madre aquí en la sala que considere que tiene mucho tiempo libre para uno mismo?. No queramos compararnos. Si vemos que alguien tiene tiempo para algo del que nosotros carecemos, seguramente es porque estará renunciando a algo.

Cuando nos convertimos en madres renunciamos a nuestras inquietudes e intereses para dedicarnos a los demás, y muchas veces nos olvidamos de nosotras (y sí, digo madres y no padres porque es un generalismo y no pretendo entrar en debate). Pero sinceramente creo que podemos y debemos dedicar tiempo a aquello que nos llene como mujeres, no como madres ni esposas. Hablo de nosotras mismas.

Renunciar a algo no es más ni menos que establecer prioridades. Hay mamas que van al gimnasio en lugar de comer o cuando los niños están acostados, también las hay que cosen, estudian o cocinan en esos momentos o que incluso se levantan horas antes para hacerlo. Ellas también priorizan y renuncian. Renuncian a comer tranquilamente, renuncian a dormir una horita más, renuncian a descansar en el sofá, ver la tele o a leer un libro, etc… y todo por un objetivo que les motiva.

Cada uno prioriza y renuncia según sus intereses, pero eso no significa que tengan más tiempo que el resto.

Pero si queremos tener tiempo para nosotras, para nuestro hobbie o interés, tenemos que ser realistas, prácticas y organizadas. No tenemos que buscar un hueco cada día, porque nos frustraremos al no conseguirlo. Debemos buscar objetivos asequibles, que podamos cumplir.

Cuando lancé el blog, al principio le dedicaba un rato TODOS los días y me llegué a agobiar porque no llegaba. El blog era algo nuevo que acaba de incorporar a mi vida, y con la emoción me perdí y le dedicaba más horas de las que tenía, y dejé de atender otras tareas u obligaciones que no formaban parte de mis renuncias. Lo que concluyó en agobio y riesgo de abandono de mi nuevo hobbie.

Tuve que aprender a gestionar mi tiempo y mi hobbie de otra manera:

Ser consciente de las renuncias. Por ejemplo tener siempre bizcochos caseros siempre para desayunar. Que mis hijos lleven el babero del cole impolutamente planchado. O ver una película, una serie o leer un libro cuando los niños están acostados.

Concretar el momento y tiempo que puedes dedicar al hobbie. Si vamos” robando” momentos sin ser concretos en el “cuándo” seguramente llegaremos a abandonarlo. En mi caso me puse los martes tarde-noche como día de dedicación plena al blog, luego voy “robando” pequeños momentos para dar retoques, pero sin agobios porque sé que si no encuentro el momento, siempre tengo los martes.

Ser capaz de delegar tareas. A mi particularmente es algo que me ha costado siempre mucho, sobre todo en lo referente a los niños y que gracias al blog he conseguido. Por ejemplo: los martes, mi marido se encarga del baño y de la cena mientras yo me centro en el blog.

Asumir que nuestro hobby requiere un tiempo y esfuerzo adicional. Si pensamos que en el momento de realizar el hobby estaremos frescas, saltarinas y sin “remordimientos”, fallaremos en el intento. Debemos asumir que es “nuestro momento”, y que aunque haya cosas por hacer, hemos decidido que pueden esperar. Debemos saber que estaremos cansadas, pero el esfuerzo y la satisfacción personal nos compensará.

Cuando comenté a mis amigas que me había apuntado a un curso de fotografía y les dije el horario (de 20.30 a 22.30 horas en días laborales), me comentaron que ellas a esa hora están muertas. Yo no soy diferente y esa hora también estoy muerta. Además el día que comencé el curso llevaba dos noches sin dormir. Pero hice el esfuerzo. Os aseguro que me compensó. Al día siguiente creí que moría de agotamiento. Pero al otro ya se me había olvidado y estaba contenta y satisfecha de haber ido.

Hoy, semanas más tarde del inicio del curso, y ya acostumbrada a ese horario, el esfuerzo que me suponía al principio, se ha visto totalmente solapado por la satisfacción de hacer algo que llevaba años deseando. Lo único que me sigue costando es no poderles dar el besito de buenas noches a los niños una vez a la semana, pero para evitar eso intento meterles antes en cama y así no tener que renunciar a ello.

No dejéis que la pereza o el cansancio os gane la batalla. La satisfacción os recompensará con creces.

El hobby de mamá es importante para la familia.