Tras la receta con espinacas que publiqué el martes, hoy aprovecho a mostraros un pequeño truco que aprendí hace un tiempo. A lo mejor me abucheáis de lo tonto que es el descubrimiento, pero yo estoy tan feliz que necesito compartirlo.

Es la manera en que las verduras de hoja verde se conservan más en la nevera.

En mi nevera nunca falta la espinaca fresca. Pero como los manojos que venden suelen ser enormes, siempre acababa tirando la mitad porque a los pocos días se me ponía mustia… hasta que se me ocurrió envolverla en papel de cocina.

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Lavo la espinaca, la seco muy bien y la guardo en tappers alternando entre las hojas papel de cocina, de esta manera el papel absorbe la humedad y la hoja se mantiene intacta durante mucho más tiempo. ¡A mi me ha llegado a durar 2 semanas en perfecto estado!

Otra ventaja es que cuando voy a usarla para las cenas me ahorro tiempo porque ya está lavadita y sequita. Y ya sabéis que para mi proyecto EAV la rapidez de las recetas son clave! 😉

¿Lo conocíais? Tenéis más trucos para otras verduras? Contarme, soy todo oídos!