Enkewa. Otra de nuestras grandes experiencias en nuestro viaje por África.

Tenía pendiente publicar este post desde hace ya varios meses, pero por un motivo o por otro se quedó ahí en el tintero. Por eso, ahora que mucha gente ya empieza a pensar en destinos para el verano, se me ha ocurrido que puede resultaros de inspiración o ayuda.

Enkewa ocupó solo 4 días de los 45 que estuvimos recorriendo Kenia y Tanzania, pero madre mía… ¡qué 4 días!.

Nunca habíamos hecho un safari, y creo que no vamos a volver a hacer otro. Ahora os explico porqué.

No puedo comparar nuestra experiencia en Enkewa con otro safari. Pero lo que vivimos allí fue brutal. El listón que ha dejado es demasiado alto para que podamos superarlo, por lo que mejor me quedo con ese recuerdo :-).

Enkewa no salía en nuestros planes. De hecho no había ningún safari en nuestros planes, más que visitar un parque pequeñito un día, Nakuru, y porque estábamos de paso. Nunca había sentido mucho interés por los safaris. No estaban en mi lista de deseos, y os aseguro que mi lista es amplia. o_O

No conocimos viajero en Kenia que no incluyera un safari en su ruta. Nos sentíamos los raros. Pero estando allí nos surgió la oportunidad y la curiosidad.

Y lo hicimos.

Empecé a cambiar nuestras rutas. Cancelé traslados y alojamientos y nos plantamos de un día para otro (literal!) en Enkewa, en el corazón del Masai Mara. El parque natural más grande Kenia, que continúa en Tanzania con el nombre de Serengeti.

Enkewa está situada en un pequeño oasis dentro del Masai Mara. Un lugar estratégico y único en todo el parque natural.

La vida en Enkewa es puro contraste.

Los momentos encima del jeep son momentos de emoción, de persecución, de expectación. Pura adrenalina.

Los momentos en el campamento son momentos de tranquilidad, de paz, de silencio, de lectura, de conexión con el entorno.

A las 6 de la mañana te despiertas, y a las 7 estás en marcha. A esa hora hace frío, ya ha amanecido pero el sol está muy bajo. En el jeep te esperan unas mantitas masais y una botella de agua caliente.

Delante va el conductor y el guía rastreador, ambos masais expertos en el terreno. Hombres que han crecido en el Masai Mara y se lo conocen como su palma de la mano. O, si tienes suerte, es Jose quien conduce el Jeep 😊, el mallorquin al frente de Enkewa que lleva ya 15 años viviendo entre leones y rinocerontes.

Empieza la aventura.

Salvo que tengan el chivatazo de un depredador preparándose para la caza, o de un rinoceronte fuera de su cobijo, la mañana transcurre en busca de cualquiera de los 5 grandes para satisfacer nuestras ansias de ver: el elefante, el búfalo, el leopardo, león y el rino.

El primer día, la gran manada de cebras y ñus que el jeep atraviesa, son motivo de vítores y ráfagas de fotos. El segundo día ya ni te inmutas.

Ahora, sentada en el sofá de mi piso, me parece increíble que me acabara acostumbrando a ver cientos y cientos de ellos cada minuto.

Y es que los ñus y las cebras son los verdaderos pobladores del Masai Mara y del Serengueti.

Nosotros vimos una migración “tímida”, y seguramente Jose me corregirá diciendo que eso no era ni migración. 🙄

La Gran Migración es uno de los mayores espectáculos de la naturaleza y ocurre sólo aquí, cuando millones de animales migran de Kenia a Tanzania (o viceversa) cruzando el río que les divide en busca de alimento.

Pero nosotros lo vivimos con mucha emoción, porque no todos los días se ven cientos y cientos de ñus y cebras cruzar el río en fila.  En la gran Migración se ven millones y millones, de ahí la diferencia 😊.

Otro de los grandes momentos del safari fue cuando observábamos como un león macho se preparaba para la caza. Finalmente no hubo espectáculo, pero ver cómo tanteaba el terreno, elegía su presa, y caminaba sigiloso y a tientas, fue brutal. Otro día justo llegamos cuando ya lo había cazado y observamos como introducía toda su cabeza dentro del estómago de la presa (tengo fotos muy chulas pero sensibles y pese a ser la naturaleza animal, pueden ser resultar incómodas para algunas personas, por lo que mejor no las subo 🙂  

Pero sin duda, el premio se lo lleva ese primer atardecer en el que sí conseguimos ver cómo una mamá guepardo capturaba a su presa. Fue nada más llegar a Enkewa, imaginaros la espectación. La mamá guepardo llevaba dos días sin conseguir una presa, y empezaba a estar nerviosa porque tenía 3 cachorros que alimentar. Y los rastreadores lo sabían, sabían que mamá guepardo, actuaría tarde o temprano.

Esto es algo que diferencia a Enkewa de otros safari camps. Vivir dentro del parque y contar con los mejores rastreadores que conocen la vida del parque, es lo que te permite vivir esta experiencia tan brutal.

Los niños no podían estar más excitados. Tu corazón palpita al ritmo que marca el depredador.

Estuvimos observando a mamá guepardo durante un rato, parados pero con el motor en marcha. Atentos al movimiento. En silencio. Mamá guepardo hizo dos intentos fallidos. Y fue en el tercero, cuando Jose, al volante del jeep, nos gritó…“agarraros que ha cambiado el ritmo!!! Ahora lo pilla seguro!”. Y a toda velocidad cruzamos campo a través persiguiendo a mamá guepardo hasta que dio caza al impala. Fue alucinante.

Y es que Jose y los rastreadores son capaces de detectar cuando un depredador cambia el ritmo de su carrera para capturar a su presa.

Tendría tantas y tantas anécdotas que contar de nuestro safari de tan solo 4 días, que seguramente batiría el record del post más largo de la historia (si no lo tengo ya!).

  • Como nuestro atardecer en lo alto de la montaña con una copa de vino blanco en la mano.
  • Poder conocer la verdadera vida masai cuando Peré, uno de los rastreadores nos invitó a conocer su familia.
  • Ir a pescar con Lesewa en un paraje espectacular.
  • Degustar la deliciosa comida de la cocinera Kalengi. Verdadera cocina gourmet.
  • Los desayunos espectaculares bajo una acacia en pleno parque natural.
  • Ver al león macho filtrear con la leona y que ésta le rechace una y otra vez.
  • Jugar un partido de fútbol contra masais.

¿Sigo? 😉

Varios meses después de esta experiencia única, creo que pocos viajes te dejan tanta huella como el que hicimos nosotros el verano pasado.

Si me preguntas si merece la pena lo que cuesta un safari, te doy un rotundo «sí». Y si me preguntas si es mejor alojarte dentro o fuera del parque natural ya sea en el Masai, en el Serengueti o en otros parques del sur de África o de otros continentes, mi respuesta es «si lo haces, hazlo bien». Porque si te alojas dentro del parque tendrás muchas más oportunidades de ver a los animales en plena acción.

Y si tu pregunta es sobre Enkewa Safari Camp… NI LO DUDES.

Desde aquí quiero dar las gracias Jose y a su familia Masai por el trato tan cercano, familiar y exclusivo que nos brindaron.

Podeis conocer más sobre Enkewa en estos reportajes: