itlayCreo que todos los padres hemos reducido mucho nuestras salidas a restaurantes, y no solo por motivos económicos, muchas veces es la pereza de estar en un restaurante y tener que estar pendientes que tus hijos no se levanten, que no molesten a los de la mesa de al lado, que no se pongan por delante de los camareros cuando van a tope porque se lía parda, porque comer tu plato caliente ya es un lujo que en rara ocasión te puedes permitir y si encima hay que pagar, uf! La pereza se apodera de uno y decide que en casa no se come mal.

Lo cierto es que mi caso no es tan exagerado y desde muy pequeñitos he acostumbrado a mis hijos a ir a restaurantes y estar sentaditos. Vale, no todo es oro lo que reluce en nuestras salidas y no siempre lo consigo, pero creo que no estoy lejos.

LITTLE ITALY2

Por eso, cuando como papis decidimos armarnos de valor y darles otra oportunidad, buscar un restaurante que nos ayude a lograr el éxito se convierte en el objetivo.

Little Italy en Pollensa fue mi mayor descubrimiento hace unos añitos, y no solo por su ubicación, sino porque además  sus pizzas son  increíbles.

Little Italy está situado en el Paseo Marítimo de Pollensa, enfrente de la playa (Paseo Vora Mar 57). La distancia entre el restaurante y la arena de la playa son apenas unos 2 metros. Ese trozo de playa que hay enfrente del restaurante, tiene además el ancho de arena perfecto hasta el agua, ni muy estrecho ni muy ancho, por lo que los niños pueden jugar en la arena perfectamente sin salir de tu ángulo visual y sin tener que vigilar que cada segundo estén en el agua.

Recuerdo la primera vez que probamos este restaurante ¡no me lo podía creer!. Era un precioso día soleado de primavera, el aire todavía no era caliente, pero al sol se estaba de lujo. Además justo estaba disponible la mesita de la terraza más cercana a la playa, desde entonces siempre reservo esa (aunque el restaurante no es muy grande, y la terraza solo cuenta con unas 4-5 mesitas), pero si te dan las dos que están en primera línea mucho mejor!.

Mientras esperábamos la pizza, mis hijos jugando en la arena y Toni y yo tomando nuestros refrescos (bueno, él su cervecita querida). Llegaron las pizzas y todos a devorarlas, y luego, vuelta a la arena y nosotros a disfrutar de un rico postre hablando de nuestras cosas. En resumen, un éxito de salida, los papis tranquilos hablando y comiendo y los niños divirtiéndose en la arena.

Desde entonces este restaurante pequeño, sin grandes pretensiones, pero con unas pizzas de escándalo, y una ubicación de lujo, se ha convertido en mi sitio preferido en esos días soleados fuera de la temporada estival.

En estas fotos que tomamos hace ya dos años podréis haceros una idea de la maravillosa ubicación de este restaurante.

En estas fotos que tomamos hace ya dos años podréis haceros una idea de la maravillosa ubicación de este restaurante.