El otro día lancé una publicación a modo de reflexión en mis cuentas de instagram que me gustaría volcarla aquí.
En casa no somos vegetarianos, pero desde hace unos añitos mi marido y yo decidimos no sólo reducir el consumo de carne (y eliminar procesados cárnicos: embutidos, hamburguesas, salchichas…), sino además que la poca carne que consumamos sea de calidad, y más concretamente, ecológica.
He tenido que justificar esta decisión de reducir carne, cientos de veces. No me imagino por lo que tienen que pasar los vegetarianos.
¿Por qué nos resulta tan fácil criticar a los demás sin parar a observar lo que nosotros hacemos? Somos capaces de señalar a las madres vegetarianas que no alimentan a sus hijos con proteína animal, pero no aquellas que dan una merienda procesada cada día- (aunque de eso no trata el post de hoy).
Hace dos semanas, la sexta, en el programa de Salvados, hablaron sobre la industria cárnica, «Stranger Pigs» y por supuesto no estuvo exento de polémica.
Para quienes no lo visteis, se trataba de un reportaje-denuncia de la condiciones de los trabajadores en los mataderos y del trato que reciben los cerdos en determinadas granjas.
Los defensores de esta industria alegan que esas granjas no son representativas de la industria. Me lo creo, o más bien, me lo tengo que creer porque desconozco la industria. Incluso algunos dicen que esos vídeos fueron manipulados o no contaban toda la verdad. No lo se, también lo desconozco.
Pero algo me queda claro, y es que yo no quiero ser consumidora ni de esa granja ni de otras que no traten a los animales con respeto, y por ahora sólo las granjas ecológicas me generan esa confianza.
Sí, me vais a decir que la carne ecológica es más cara. Aunque sería más apropiado decir que la que venden en ciertos establecimientos es demasiado barata, y ya vemos a costa de que…. Pero si reducimos el consumo de carne y derivados, a uno o dos días por semana, quizá empezamos a considerarlo asequible no?
Recordemos que el hombre es un animal omnívoro: es decir mamífero que se alimenta de plantas y carne. Pero no sé en qué momento hemos decidido que somos básicamente carnívoros.
Equilibremos la balanza de nuestra alimentación de nuevo, por nuestra salud y la de nuestros hijos, por respeto a los animales, y por el planeta.
La industria carnica es muy costosa y tiene una grave repercusión ambiental. A modo comparativo, para producir proteína animal se emiten 105 kg de CO2, mientras que para producir proteina vegetal tan solo 0,3 kg. (Fuentes aquí, aquí, aquí y aquí)
Volvamos a nuestra dieta mediterránea rica en frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres y pescado, con consumo limitado de carnes (establecido en un máximo de 2 veces por semana según AECOSAN – Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición)
Reivindiquemos una alimentación de calidad. Pero reivindiquemos con acciones. Si solo nos quejamos y alarmamos viendo este tipo de programas pero luego vamos al súper y seguimos comprando la misma cantidad de carne, nuestras quejas se convierten en burlas del respeto.
Lunes sin carne
No sé si todos conocéis el movimiento “Lunes sin carne”, movimiento que conocí hace sólo tres años.
Creo que más que nunca debemos apoyar este movimiento, y si me lo permitís me gustaría hablaros sobre él.
El lunes sin carne se fundó en 2003 en EEUU como “Meatless Monday”, pero cuya historia se remonta a la 1ª guerra mundial junto con el «Wheatless Wednesday» (miércoles sin trigo) para pedir ayuda a la sociedad a superar la escasez de alimentos durante la guerra y post-guerra.
En 2003 EEUU relanzó la campaña para concienciar sobre las enfermedades derivadas del consumo excesivo de carne.
Bélgica fue el primer país Europeo en adoptarlo en 2009 seguido de UK, que con apoyo de Paul McCartney y sus hijos, crearon una campaña sin ánimo de lucro “MeatfreeMonday” para concienciar sobre el impacto negativo de nuestro planeta si continuamos consumiendo carne.
En España el movimiento entró en 2011, al que luego siguieron otros mercados latinos como México, Bolivia, Chile, etc.. Hoy en día ya son 44 países quienes se han unido a la campaña.
¿Y por qué el lunes?
La campaña optó por el lunes por dos motivos:
- Porque a nivel comunicación y concienciación resultaría más factible establecer un día concreto para que el movimiento se viralizase y que la gente lo pusiera en práctica.
- porque los estudios de mercado concluyen que los lunes son los días perfectos para proponerse realizar pequeños y positivos cambios.
Desde esta pequeña comunidad de Mallorkids, quiero animaros a todos a que el día sin carne, sea lunes, jueves o domingo, forme parte desde ya de nuestra rutina.
El esfuerzo es pequeño y el beneficio muy grande.
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